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10/09/2010 - Nota de prensa

Un estudio internacional demuestra que los tratamientos no farmacológicos son tan efectivos como los tratamientos farmacológicos en los casos de enfermedad de Alzheimer

Presentación mundial del estudio en Madrid, Nueva York, Munich, Hong Kong y Londres

Una red internacional de 22 científicosentre los que se encuentra Jordi Peña, investigador del Grupo de Investigación en Neurología de la Conducta y Demencias del IMIM y neurólogo del Hospital del Mar, acaba de publicar un estudio exhaustivo que, por primera vez, presenta pruebas evidentes de la efectividad de los tratamientos no farmacológicos para la enfermedad de Alzheimer. Ahora los gobiernos se ven obligados éticamente a desarrollar infraestructuras y mecanismos financieros para que estos tratamientos eficaces estén disponibles rápidamente. Aunque todavía no se prevé ninguna cura para el Alzheimer, y los fármacos disponibles sólo han conseguido resultados muy modestos, los tratamientos no farmacológicos desarrollados y probados científicamente ya pueden mejorar de forma significativa la vida de los pacientes y de las personas que los cuidan.

En el mundo hay 36 millones de personas que sufren de Alzheimer y, en general, los efectos de los fármacos disponibles son muy pobres. Todavía no se ha descubierto un fármaco que cure o prevenga la enfermedad.

En busca de enfoques alternativos, 22 grandes científicos internacionales se embarcaron en un proyecto de una duración de 5 años para determinar exactamente qué tratamientos no farmacológicos podrían mejorar de forma significativa la vida de los pacientes y de las personas que los cuidan. El equipo revisó 1.313 estudios científicos sobre este tema. El trabajo previo de miles de científicos permitió que el grupo clasificara todo este ámbito en función del tipo de intervención utilizada (estimulación cognitiva, intervenciones con música, intervenciones conductuales, intervenciones de componentes múltiples para el paciente o intervenciones de componentes múltiples para el cuidador , tratamiento de recreación, etc.).

El equipo descubrió que los tratamientos no farmacológicos presentan un gran abanico de posibles beneficios: pueden mejorar la cognición (por ejemplo, la memoria y el pensamiento), la conducta, el estado de ánimo (como la depresión), el bienestar físico, las actividades de la vida diaria, la calidad de vida y el bienestar psicológico de las personas cuidadoras. Asimismo, pueden reducir el trabajo de estas personas, evitar o posponer la asignación de un profesional de enfermería en el hogar o reducir los costes de atención sanitaria. Algunos tratamientos mejoran diversos ámbitos a la vez, mientras que otros tienen beneficios en un campo concreto.

Este estudio ha confirmado definitivamente lo que la investigación anterior, que no era tan exhaustiva, ya había señalado: con la aplicación de los criterios rigurosos del Centro de Medicina basada en la Evidencia de Oxford, resultó que un tratamiento no farmacológico presentaba el nivel más alto posible de prueba fehaciente (nivel A).

Las económicas intervenciones de componentes múltiples para el cuidador mejoran el bienestar psicológico de los cuidadores y a la vez previenen o posponen la asignación costosa de personas que se encarguen de la atención de los pacientes en su casa. Hasta la fecha, no hay ningún tratamiento farmacológico que presente una proporción coste / beneficio destacable. Hay indicios que apuntan a que esta intervención se puede replicar en cualquier lugar del mundo.

Las intervenciones de componentes múltiples para el cuidador están basadas en una evaluación completa del cuidador, del paciente, de la familia y del entorno social. Entonces se diseña un programa individualizado para ayudar tanto al cuidador como al paciente. Algunos de los componentes de esta intervención son la formación y la educación, el uso de recursos (atención diaria, grupos de apoyo, servicios de descanso, etc.), la organización de apoyo adicional a la familia, etc. Los primeros resultados de estos programas empiezan a aparecer en el sexto mes, y se mantienen o se incrementan con el tiempo.

También hay pruebas sólidas que demuestran que las intervenciones de componentes múltiples para el paciente (es decir, intervenciones que incluyen estimulación cognitiva, actividad física y otros componentes de proporciones diferentes) mejoran el funcionamiento diario, la capacidad cognitiva y el estado de ánimo (reducción de la depresión), al tiempo que reducen los síntomas conductuales que pueden afligir en gran medida a los cuidadores. Estas intervenciones son relativamente fáciles de implementar en los centros de atención diaria o en las residencias. Las intervenciones de componentes múltiples para el paciente tienen muchas posibilidades de producir bienestar y a la mayoría de los pacientes les encanta participar. Disfrutar de estas intervenciones no sólo produce efectos profilácticos y terapéuticos generalizados, sino que también da lugar a una mejor calidad de vida global. Hasta ahora, no ha habido ningún fármaco que haya podido demostrar un efecto tan amplio, junto con el incalculable valor añadido de no provocar efectos secundarios. Estos beneficios son independientes de la toma, por parte del paciente, de cualquier fármaco contra la enfermedad de Alzheimer comercializado actualmente. De hecho, estos tratamientos no farmacológicos incluso pueden ser más efectivos cuando se combinan con estos medicamentos (donepezilo, rivastigmina, galantamina o memantina).

Lo sorprendente es que, pese a los mejores efectos que, en general, se han conseguido con estos tratamientos respecto de los fármacos, en el pasado se haya invertido tan poco a investigarlos. Conseguir comercializar un fármaco puede costar entre 1.000 y 1.800 millones de dólares. La mayor parte de los fármacos probados contra la enfermedad de Alzheimer han supuesto pérdidas enormes para la industria farmacéutica. El Reino Unido ha sido pionero en la búsqueda de tratamientos no farmacológicos, con varios estudios exhaustivos que cuestan más de un millón de libras cada uno y que actualmente están en proceso, aunque la inversión aún es pequeña si hacemos la comparación económica.

El mensaje claro es que estos tratamientos son efectivos, económicos de desarrollar y económicos en cuanto a la investigación: en el Reino Unido ya están reconocidos en las pautas oficiales, como las que publica el NICE * como mejor práctica a seguir, ahora es el momento en que los gobiernos inviertan en el desarrollo de infraestructuras nuevas, por ejemplo, mejorando la relación entre los proveedores de atención sanitaria y social y el sector de voluntariado, donde los tratamientos de los cuidadores se pueden ofrecer fácilmente, para hacer que estos dos tratamientos mencionados, y otros tratamientos a medida que se desarrollen, estén disponibles de forma universal.

* NICE-SCIE. (2006). Dementia: supporting people with dementia and their carers in health and social care: Clinical Guideline 42. Londres: National Institute for Health and Clinical Excellence.

Nota de prensa redactada por Rubén Muñiz, el Dr. Javier Olazarán, el Dr. Teodoro del Ser, el Dr. Henry Brodaty y Bob Woods, en nombre del Proyecto Internacional de tratamientos no farmacológicos en colaboración con Alzheimer's Disease International. http://www.alz.co.uk/adi/award/

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